No lo es.
Letras saliendo de nuestras mentes no se equiparan a el hambre o el afecto. Escribir no es como respirar. No es tan sencillo, ni necesario.
Escribir, como todo arte, viene por añadidura. Por supuesto, es una parte importante de lo que nos distingue de otras razas. Crear cosas inútiles es lo que nos hace humanos. Pero podriamos sobrevivir sin volver a plasmar una letra en una hoja hasta el fin de los tiempos.
Escribir no es una necesidad. Crear mundos nuevos y personas fantásticas debe una pasión, no una obsesión. Nadie debe morir por la escritura. Volcar el ser en una sola actividad nunca es sano. La historia nos dice que aquellos que vivieron para escribir nunca vivieron mucho tiempo. O lo hicieron bien.
Pero, ¿por qué escribir? Vivo en un tiempo privilegiado. La literatura es una industria creciente, nadie puede contradecir eso. Las personas pueden publicar lo que deseen en segundos, sin necesidad de pasar por un largo proceso. Las personas pueden pasar por un largo proceso de publicación y ver sus libros en las estanterías de librerías y bibliotecas repletas de libros olvidables y best sellers de celebridades. Todo está escrito. Todo es una copia.
Cualquiera puede ser un autor.
Pero (como en cierta película de ratones se explica) eso significa que un buen autor puede venir de cualquier lado.
Escribo porque quiero ser una buena autora.
Quiero mover corazones, sacar lagrimas y carcajadas. Quiero cambiar la vida de alguien. Quiero hacer pensar. Quiero ser un dios de los pensamientos abstractos y complejos y moverlos a mi antojo.
Ese no es el camino fácil.
Quizá sea un poco siniestra con mi plan de dominar al mundo.
Al final solo quiero hacer lo que ciertos libros han hecho en mi vida. Quiero ser capaz de escribir un libro que me abra los ojos, que plante algo nuevo al lector, como yo me he replanteado mi visión del mundo una y otra vez gracias a esas lecturas que nunca podré olvidar.
También escribo para mi.
Y esa es la razón más importante.
Hoy no es un buen día.
Pero siempre escribir con lágrimas en los ojos me ha hecho sentir mejor. Un lapicero en la mano, unas hojas y yo podemos calmar la tormenta. Como una luz en la oscuridad. Escribir es el orden frente al caos.
Escribo porque me apasiona. Y como todas las pasiones, es un trabajo duro, requiere esfuerzo. Escribo porque no me importa que no necesite libros para sobrevivir. Escribo porque amo que trazos abstractos puedan cambiar el curso de mi vida. Y de la historia.