lunes, 10 de agosto de 2020

Instrucciones para vivir en México: En el culto de las cosas lo desechable es la esencia

 

-¿Así vas a presentar tu obra?

Miré en mis manos las hojas en folders sin adorno alguno, ¿estaban mal? ¿eran poco profesionales? ¿demostraba que no me importa lo que escribo? 

Decididamente no. Pasé horas y horas leyendo, corrigiendo, cambiando, moviendo y arreglando... por supuesto sabía que no era perfecto pero puse mi empeño en limpiar todas las palabras que salieron de mis manos.

Hoy, cuando vi a mi mejor amiga hablamos de libros, de que ahora el e-reader es tan conveniente que leer uno en papel se hace pesado a la mano. ¿No le damos ya valor a la literatura? Seguramente leemos puros best sellers baratos... tal vez se puede decir eso de mi, pero de ella no, tiene un gusto muy marcado por los clásicos y sabe elegir los mejores cuentos.

Me puse a pensar ¿qué es lo que valoramos? ¿son las hojas de papel que donde se acumula en polvo las que demuestran mi "intelecto"? ¿no vale que lea más libros al año que la media solo porque no los tengo en mis manos? ¿cuáles son los libros que valen? tal vez es mejor dejar la discusión de la pedantería y la literatura para otra ocasión.

Tengo en los borradores un post que nunca terminé donde recordaba a los libros que dañe, siempre manchados de té y del polvo naranja de las frituras, desechos, algunos con las hojas ya no pegadas al lomo, otros con marcas y dobleces causado por la millones de cosas que llevo en mi mochila, incluso el lector electrónico está rayado y tiene un golpe que dañó la luz irremediablemente.

No voy a decir soy minimalista o que no adoro las cosas bonitas e inútiles que puedes adquirir de los chinos, pero en las letras la presentación importa poco, eso creo yo, sea la portada horrible, los bordes sin pintar, los capítulos sin adorno, los lomos dañados, las hojas dobladas o incluso inexistentes, hechas solo de números. 

Lo que me enamora de un libro es otra cosa, que va más allá de la suma de todas esas palabras juntas, lo que me hace llorar, gritar, reír y emocionarme no es el nombre del autor, la editorial, lo bonito del libro, es eso indecible que contienen las páginas de ese libro. 

Ahora la industria editorial hace cosas hermosas, arte plástico que adorna el literario, pero eso no es lo que importa de un texto, hoy, rendimos culto a las cosas, las queremos prístinas, ya no queremos que cuenten historias que quizá nosotros ya olvidamos. Y muchas veces esas letras se quedan ahí, sin descubrir, en los estantes, muchas veces pedimos una presentación inmaculada, engargolada en pastas que no me puedo permitir. Ahora lo que menos importa es la corrupción de un concurso, el contenido de las letras, lo que conmueve,  si lo que se ve es exquisito.